Construyendo el diálogo

Un hablante que produce un acto de diálogo ejerce "presiones reactivas" que predisponen al oyente a pronunciar algún otro acto de diálogo específico.

En el diseño de interfaces de voz, una relación clave es el "par dialógico". Este par apunta a la comprensión de que un diálogo no es simplemente una sucesión de enunciados entre dos o más personas, sino un intercambio estructurado gobernado por la función.

Un hablante influye en el oyente al realizar un acto de diálogo, creando lo que se llama "presiones reactivas" que predisponen al oyente a responder de una manera específica.

NOTA: La necesidad de retroalimentación en el diálogo es fundamental, y se asemeja a la idea de "cierre" que los teóricos de la Gestalt identificaron como una necesidad psicológica amplia. Esto significa que los intercambios en un diálogo buscan una especie de conclusión o respuesta.

Cierre y Slots

En términos más prácticos, los "pares dialógicos" forman secuencias de inserción en la interfaz de voz. Estas secuencias son rutinas necesarias para el diseño, especialmente cuando se trata de asignar valores a espacios específicos. Por ejemplo, al reservar un viaje, se necesitan valores como lugar de salida, destino, hora de salida, hora de llegada y cantidad de asientos. Algunos de estos valores pueden faltar debido a problemas de reconocimiento o a que el usuario proporciona información parcial.

La interfaz debe manejar estas lagunas, denominadas "slots", entre la iniciativa principal y la respuesta principal.

Es esencial comprender que cuando las interacciones persona-computadora enfrentan problemas, generalmente se deben a fallas de comunicación. La interfaz puede obstaculizar o desviar el flujo de intenciones y retroalimentación entre humanos y computadoras. A veces, lo que el diseñador del sistema asume como una comunicación directa a través de la interfaz puede no ser tan claro para el usuario, generando malentendidos y acciones no deseadas.

NOTA: En interacciones persona-computadora problemáticas, las fallas suelen deberse a problemas de comunicación. La interfaz puede obstaculizar el flujo de intenciones y retroalimentación entre humanos y computadoras. A veces, lo que los diseñadores creen que se comunica claramente a través de la interfaz resulta confuso para el usuario, generando malentendidos sobre las intenciones del usuario.

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